Revista Marina Civil . Año 1934

Reproducimos a continuación un editorial publicado por la Revista Marina Civil, el 1 de enero de 1935, para dejar constancia de una situación que en esta España de "Tatachundi Lerchundi" se mantiene intocable en el tiempo en contra de lo que además de racional sería justo y necesario. Han transcurrido casi 100 años desde la publicación de aquel editorial y la España de sueño imperial, del golpe en el pecho, del cilicio mental y del parasitismo patriótico, ahí sigue impidiendo que la España marítima, sostenida por los españoles contribuyentes y el esfuerzo colectivo, siga anclada en los delirios del espíritu  borbónico, teniendo que garantizar prebendas y privilegios a determinados grupos con certificado de clase.

La izquierda no puede seguir siendo cómplice necesario de un modelo marítimo necrosado e insostenible, basado en la desprofesionalización progresiva, en la dispersión de competencias, en la manipulación mediática, en la militarización de lo netamente civil, en la prevaricación consentida y en la degradación de las condiciones de vida y trabajo en la flota civil.

Que después de más de 40 años de democracia El Estado Español siga sin reconocer con todos sus derechos y honores a la Marina Civil, es muy significativo.

Es muy dudoso que España en la mar pueda defender que respeta el el estado de derecho.

 

 

 

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MARINA CIVIL, 1 DE ENERO DE 1935

 

EL SERVICIO RADIOGONIOMETEICO DE NUESTRAS COSTAS

 

En otro lugar de la revista, en la Información de la U. R. E., podrán encontrar nuestros lectores una expresiva y sucinta reseña de la última sesión celebrada por el Pleno del Consejo Superior de Servicios Marítimos, así como de sus resultados. No vamos a comentar éstos, desagradables por tantos conceptos, ya que las organizaciones de personal esperaban se iniciara la solución a un problema nacional cuya situación actual constituye una vergüenza para la Administración y, en su consecuencia, para los españoles. No ha sido así, y consideramos preferible señalar la situación del mismo a efectuar inútiles lamentaciones. Concretado, se reduce a lo siguiente: Cuando todas las naciones civilizadas hace años que han establecido el servicio Radiogoniométrico de sus costas, contribuyendo a la seguridad de la navegación, las costas españolas se encuentran, en ese sentido, como puedan estar las de Libería o las de las islas de la Micronesia. España, en 1935, no tiene abierto al servicio público un solo radiogoniómetro en sus costas. El remedio a esta vergüenza colectiva es lo que quiere la F. E. O. M. C. mediante sus representaciones, no el disputar a la Marina de Guerra el derecho a tener los radiogoniómetros que necesite para su servicio. El conseguir un mínimo remedio para lo más frecuentado de nuestras costas, satisfaciendo con un servicio eficiente las necesidades ¡ de la navegación mercante y de guerra, es lo que se pretendía como punto de partida para una solución futura. Pero, aun así, el problema quedaba en pie en su mayor parte; y puesto que continúa, por el acuerdo del Consejo, en toda su integridad, nuestro propósito en estas líneas es acusar la necesidad imprescindible de solucionarlo. El prestigio de una nación se mide no sólo por su pasado glorioso, sino por su presente. El adelanto material influye extraordinariamente en el mismo. Un país sin ferrocarriles no puede considerársele civilizado; así un país sin servicio Radiogoniométrico puede merecer el calificativo de "país de cipayos" que ha merecido España a los marinos de varias naciones, al contestarles nuestros compañeros de las estaciones de radio que carecían de elementos para darles una marcación. Es triste que ese calificativo sea justo, pues es España la única nación civilizada que tiene sus costas en esa situación, y es doloroso tener que sufrir esa injuria a los sentinaientos más queridos de una persona: al sentimiento patrio y a la dignidad profesional, a causa del abandono de una Administración que no ha sabido cumplir con un elemental deber de patriotismo, constantemente expuesto por nuestros compañeros radiotelegrafistas en cuantas ocasiones y tribunas les ha sido posible. Esperamos que en la Subsecretaría de la Marina Civil hallen eco nuestras peticiones y por ella se ponga, con toda urgencia, remedio a la afrentosa situación actual y acometa definitivamente y en su totalidad el problema de la Radiogoniometría y del radiobalizamiento de nuestras costas, reclamando para sí el servicio de faros y balizamientos que, por un absurdo de nuestra organización estatal, depende de Obras públicas, cuando por su naturaleza de auxiliar indispensable de la navegación debe corresponder al organismo encargado de la dirección de ésta, que es quien puede apreciar debidamente sus necesidades y organizarlo en armonía con ellas. De otra forma, se darían soluciones parciales e ineficaces, como ocurre hoy con los radiofaros, pues el problema hay que acometerlo en su conjunto y ordenadamente, lo que no es posible sin unidad de acción. La F. E. O. M. C, por medio de la Unión de Radiotelegrafistas Españoles, ofrece su colaboración más entusiasta para llevarlo a cabo, con lo que se realizaría obra mucho más patriótica y se contribuiría infinitamente más al prestigio de España, que con el contrasentido de concurrir y adherirse a todos los Convenios internacionales Radiotelegráficos y de Seguridad de la Vida Humana en el Mar, permitiendo continúe el estado actual de cosas.

 

EL PROYECTO DE LEY SOBRE REORGANIZACIÓN DEL SERVICIO HIDROGRÁFICO DE LA ARMADA

 

Repetidas veces hemos expresado la necesidad de que en la Subsecretaría de la Marina Civil se unifiquen todos los servicios relacionados con la Marina Mercante, a fin de que puedan ser estudiados y organizados conjuntamente y se eviten tendencias dispares entre ellos, por falta de la indispensable unidad de acción, que sólo perjuicios ocasionan. Sustentando este criterio no es posible que se pueda admitir que en vez de unificar se trate de desmembrar de los servicios, aún incompletos, de la Subsecretaría, uno que legal y lógicamente le está asignado. Se trata del servicio semafórico, que, de forma que se puede calificar de subrepticia, se pretende militarizar en el mencionado proyecto de Ley, pues no se nos alcanza la relación que pueda tener dicho servicio con el Hidrográfico de la Armada. El servicio semafórico, que dependía de la antigua Direccion General de Navegación, Pesca e Industrias Marítimas, pasó, al desaparecer ésta y crearse la Subsecretaría de la MarIna Civil a éste organismo, con arreglo a lo dispuesto en los artículos primero y tercero de la ley de su creación, al igual que el Cuerpo de Vigías de Semáforo, como consecuencia de la reglamentación de esta ley y la naturaleza del servivo que desempeñan. Al militarizar este Cuerpo sólo se puede pretender adscribir el servicio que presta a la Marina Militar, y esto carece en absoluto de fundamento.. . . La índole del servicio semafórico, cuya principal misión es la vigilancia de la costa y el auxilio a la navegación, corresponde a la Marina Civil. Es evidente que la navegación se efectúa principalmente por la Marina Mercante nacional y extranjeras, en una proporción de 200 a 1 con relación a la Marina de Guerra; no puede, por tanto, ésta alegar el menor fundamento para esa militarización, para la que no habría más razón que para efectuarla en todos los servicios públicos semejantes, e incluso los transportes y la industria en general, pues en tiempos de paz siempre tienen alguna relación, por mínima, como en el caso presente, que ella sea, con el Ejército o la Armada, y en tiempos de guerra nada escapa a la obligación de atender primordialmente a las necesidades militares. Es hora, además, que acabe ese continuo tejer y destejer de la Administración, producto de las estrechas miras de los Cuerpos, que olvidan todo interés general para satisfacer egoísmos de sus componentes hacia prebendas que tratan a toda costa recuperar, acechando siempre la ocasión propicia para ello, consumiendo energías que podrían tener mejor empleo, y, de conseguirlo, malogrando, al interrumpirla, toda labor que se halle próxima a dar fruto. Esperamos del señor subsecretario de la Marina Civil y del señor ministro de Industria y Comercio que defiendan la integridad de la Subsecretaría y consigan la rectificación del proyecto en el punto que señalamos, en beneficio general y de la Marina Mercante.