El gobierno uruguayo anunció la rescisión del contrato con el astillero español Francisco Cardama S.A. para la construcción de dos patrulleras oceánicas, luego de constatar incumplimientos de las obligaciones de constitución de garantía de fiel cumplimiento y la detección de irregularidades que podrían configurar un fraude y una estafa contra el Estado. El presidente Yamandú Orsi ordenó iniciar acciones judiciales civiles, penales y administrativas para resguardar los intereses estatales –que se iniciarán ante tribunales nacionales – y determinar eventuales responsabilidades de funcionarios públicos. También se instruyó al Ministerio de Defensa Nacional, al Ministerio de Economía y Finanzas y al Banco República a iniciar investigaciones internas sobre los procedimientos de pago y la ejecución del contrato
El presidente de la República, Yamandú Orsi, anunció la decisión en una conferencia de prensa en la que estuvo acompañado por el secretario de la presidencia, Alejandro Sánchez, y el prosecretario Jorge Díaz, Además, en la sala de prensa estaban la vicepresidenta Carolina Cosse y la ministra de Defensa, Sandra Lazo. Según explicó el mandatario, la medida responde a la falta de cumplimiento por parte del astillero español Francisco Cardama S.A. de las obligaciones contractuales, especialmente en lo relativo a la constitución de la garantía de fiel cumplimiento por el equivalente al 5% del total de la obra (unos 82 millones de euros), un requisito fundamental que la empresa no cumplió en los plazos establecidos.
“Ante el vencimiento de la garantía de fiel cumplimiento, he ordenado iniciar acciones para rescindir el contrato con la empresa Cardama para la compra de las dos patrullas oceánicas”, indicó Orsi. El presidente recordó que el lunes pasado firmó una resolución para ejecutar la garantía y que instruyó al embajador uruguayo en el Reino Unido a presentarse ante las oficinas de la empresa que oficiaba como garante, con el objetivo de asegurar el depósito de los fondos a favor del Estado uruguayo.
El mandatario advirtió que, a raíz de la información recabada en la instrucción, existen “fuertes indicios de que estaríamos ante una estafa o fraude al Estado uruguayo” y anunció que se iniciarán acciones ante la justicia civil, penal y administrativa. Estas medidas buscan, según Orsi, resarcir al Estado frente a eventuales daños y perjuicios y determinar eventuales responsabilidades de funcionarios públicos que hayan intervenido en el proceso.
Incumplimiento de la garantía
El prosecretario de la presidencia, Jorge Díaz, detalló que el contrato con Cardama exigía que en un plazo de 45 días, la empresa presentara una garantía de fiel cumplimiento equivalente al 5% del valor total de la obra, que debía cubrir toda la duración del contrato, fijada inicialmente en 30 meses, más 12 meses adicionales, es decir, 42 meses en total. “Cardama no cumplió en el plazo establecido y fue solicitando sucesivas prórrogas”, agregó. Sin embargo, la empresa presentó una garantía limitada a un año y con serias deficiencias formales, que incluían la ausencia de traducción, falta de apostilla y la falta de acreditación de la representación de la firma que suscribió el documento.
Díaz informó que la garantía presentada correspondía a la empresa EuroCommerce Limited, con sede en el Reino Unido, y fue aceptada por el gobierno anterior pese a que se presentó fuera de plazo, se encuentra actualmente en proceso de liquidación. La dirección declarada de la empresa resultó ser inexistente, correspondiendo en realidad a una inmobiliaria, y la información publicada en su página web resultó engañosa, incluyendo datos bancarios presuntamente falsos. Además, el único director de EuroCommerce es un ciudadano ruso residente en Rusia, que durante los últimos años no registró empleados ni actividad significativa. Estas irregularidades constituyen, según informó al gobierno un estudio británico, indicios claros de fraude. De las averiguaciones surgió que la garantía no estaba ni traducida, ni apostillada, no contaba con certificación de firma y no demostraba que la persona que lo suscribía tuviera facultades para representar a la empresa.
Díaz enfatizó que en el proceso de constitución de la garantía, que se extendió durante 11 meses —en lugar de los 45 días estipulados— Cardama presentó siete intentos de validación de garantías que fueron rechazados en algunos casos por no cumplir los requisitos formales establecidos en el contrato y en otros casos porque las empresas seleccionadas desistían de garantizar a Cardama. Díaz mencionó también que en el primer y segundo intento el ministerio de defensa de la época consultó al Banco Central del Uruguay que le planteó no aceptar las garantías y además le sugirió la contratación de un estudio jurídico y un corredor de seguros para garantizar que la garantía fuera válida. “Esto no se realizó, se contrató un estudio, aparentemente el estudio Delpiazzo, y se aceptaron garantías insuficientes con la condición que debía ser renovada 30 días antes del vencimiento del plazo”, indicó. El 22 de setiembre, agregó Díaz, Cardama nos debió decir cuál era la nueva garantía, hecho que no ocurrió, lo que motivó la decisión presidencial de iniciar la rescisión y las acciones legales correspondientes.


