Políticos y empresarios defienden una nueva normativa de navegación

Las reformas del sector marítimo y la adecuación legislativa a las nuevas necesidades centraron también fueron tema de debate. Desde el principio, todos los ponentes, tanto empresarios como políticos, coincidieron en la importancia del Proyecto de Ley de Navegación pues actualiza y unifica la normativa vigente, que en algunos casos se remonta a 130 años atrás. 

El diputado socialista José Segura dijo que «el PSOE no va a ser obstruccionista» en esta ley, si bien matizó que el equipo jurídico de su grupo parlamentario prepara enmiendas que presentarán a las Cortes el martes.

Abierto al consenso y el diálogo se mostró el diputado popular en Cortes, Andrés José Ayala, para quien el nuevo texto responde a la necesidad de dotar al ordenamiento jurídico de homogeneidad con el derecho marítimo internacional; incrementar la seguridad jurídica; y reflejar la realidad actual del transporte marítimo y sus consecuencias económicas.

La consellera Isabel Bonig habló del Proyecto de Ley de Puertos de la Comunitat, que simplifica muchos trámites y dota con instrumentos urbanísticos para la integración de puertos y ciudades en  casos de aquellos que lindan con las fachadas urbanas, como Dénia.

 

 

COMENTARIOS DE AEMC

 

 

 ¡Qué vergüenza¡. Partidos que se dicen de izquierdas defendiendo semejante proyecto, que empieza por negar la existencia de la Marina Civil.

Pero no se dan cuenta que llevan en la poltrona más de 20 años, y han llevado a la Marina Civil a la ruina.?

Y se les llena la boca diciendo que son progresistas. En este caso, están confundiendo el progreso con el regreso, con la defensa de aquellos intereses que mantienen secuestrada a la Marina Civil e impiden que España pueda desarrollar su potencial como país marítimo.

De qué ha servido la Ley de Puertos y Marina Mercante, que con tanto ardor defendieron en su momento.

De qué ha servido el famoso Registro de Canarias apadrinado con tanto fervor como servilismo a los interés navieros.

Después de varias décadas de cacarear proyectos de "progreso", España es un país con una flota civil ridícula para su potencial económico. Con unos astilleros en ruina permanente y unos pocos dignos de ser homologados internacionalmente.

Nuestra balanza de fletes se esconde para evitar el bochorno de la sangría económica que supone depender de las flotas extranjeras.

Los puertos españoles son un monumento al despilfarro y a otros vicios inconfesables.

Y ahora se descuelgan con un proyecto decimonónico que viene a darle la puntilla a la Marina Civil para fortalecer y consolidar la Marina de despacho y membrete, de militarismos latentes, de intrusismo naval, de duplicidades e ineficiencias.

El parasitismo cuando se instala en determinadas esferas nos hace creer que el progreso significa seguir alimentando el estatus que garantiza la estabilidad de los propios parásitos.

Europa debería examinar el nuevo proyecto y obligar a su retirada.

Una ley para los marinos civiles, sin los marinos civiles, y lo que aún es peor, contra los marinos civiles, no puede merecer más que nuestro desprecio.