La última singladura del capità Llull y una leyenda familiar
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- Category: Historia de la Marina Civil
- Published on Monday, 17 January 2022 19:56
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Última Hora
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La historia de un trágico naufragio que movilizó la solidaridad de toda una ciudad afloró de la parte oculta de la memoria a través de una caja de recuerdos
El 10 de marzo de 1895 la polacra goleta 'Trinidad', un velero de carga relativamente destartalado, era engullido y enviado a las profundidades por un fuerte temporal en el estrecho de Gibraltar. Otros bajeles mucho mejores como el 'Reina Regente', uno de los buques más emblemáticos de la marina de guerra española fabricado en Glasgow y de 4.662 toneladas, también zozobraron ese día en el punto de contacto entre dos mundos, el norte y el sur. Cuentan las crónicas del momento que el temporal fue de aúpa. La 'Trinidad' navegaba con ocho hombres a bordo, todos mallorquines, a las órdenes de Guillem Llull i Socias. Todos perdieron la vida aquel día en el mar.
Nada más conocerse los hechos causaron una fuerte conmoción en la sociedad palmesana de la época, algo que se plasmó en las páginas del diario La Última Hora, decano de la prensa balear desde 1893 y germen de esta publicación que tienen entre manos, actual líder del sector de la comunicación en Baleares. Reflejo de ese impacto es la evidencia de que incluso se compusieron romances y canciones populares que loaban y recordaban a las víctimas de la furia del mar, a pesar de que por aquel entonces estos accidentes eran mucho más frecuentes. Ya se sabe, la seguridad marítima y los medios tecnológicos quedaban a años luz de la actual forma de surcar las aguas, donde priman los sistemas de información en tiempo real y materiales que por aquel entonces se antojarían como pura ciencia ficción.
Tal y como sucedía en las Islas vecinasla vida de Palma era mucho más marinera de lo que uno podría pensar viendo cómo transcurren las cosas en la actualidad. Como observamos en este anterior reportaje que analizó el último viaje de la goleta 'La Amistad', el mar y el oficio marinero era una de las pocas salidas que los isleños del siglo XIX tenían al alcance de la mano como forma de prosperar sin fiarlo todo a la emigración a América o el sur de Francia. Con toda seguridad tanto el capità Llull como sus tripulantes eran de ese tipo de personas adiestradas en mil y una vicisitudes, cuando mandan los rigores del salitre y las olas imponen su ley. A pesar de ello nada pudo hacerse por salvar la embarcación ni las vidas de sus ocupantes.
Qué sabemos del último viaje de la 'Trinidad' de Llull y los suyos. Zarpó en una mañana de febrero del puerto de Palma rumbo a Cardiff, en Gales. La escritora Rosa Planas publicó hace unos años las siguientes líneas, también en este periódico: «Con la esquela del malogrado capità Llull, La Última Hora anunciaba su intención de publicar un número extraordinario, destinado a aliviar la desgracia de las familias afectadas por el naufragio», «una tragedia humana (...) que marca con estética de exvoto el pensamiento de los mallorquines, quesiempre han visto en el mar el principio y el fin de sus aspiraciones».
La muerte violenta del capitán ibicenco que marcó un hito en la abolición de la esclavitud
Hasta el punto de que el director Steven Spielberg llevó el motín de la goleta 'La Amistad' al cine
La goleta 'La Amistad', representada en una acuarela de la época. Estados Unidos dio pábulo a las terribles condiciones de vida de los esclavos en un intento de menoscabar la imagen exterior de un imperio español venido a menos. En ciernes estaba la pugna por dominar Cuba. | Wikipedia
Lo cierto es que ya desde finales del siglo XVIII tanto Ibiza como Formentera eran Islas muy empobrecidas. Eso fue un acicate de la emigración hacia el otro lado del Atlántico, muy similar a como se vivió en esos mismos años en amplias zonas de Mallorca. El trabajo en los archivos ha obtenido más señas del patrón asesinado por los esclavos negros. Al parecer Ferrer poseía más de una embarcación. Incluso un vapor a medias con otro socio, que en alguna ocasión también hizo incursiones esclavistas en la costa africana. Al parecer las ganancias se revertían en compras de terrenos en tierra firme. La caña de azúcar era buscada y la vida de esas personas no valía nada para sus captores. La ganancia era completa.
Los estudios genealógicos en los archivos locales de Ibiza han deparado que tanto Ramon como su hermano Damià provenían de una familia marinera, como mínimo hasta su abuelo; su bisabuelo fue picapedrer. Probablemente ello les empujó a tratar de prosperar en la Perla del Caribe, a pesar de que fuera traficando con vidas humanas. Ferrer llegó a comprar legalmente un esclavo en Camagüey, de nombre Celestino, que ingresó de cocinero en la goleta y se convirtió en la otra víctima mortal del motín de los esclavos. Con el barco tomado y la tripulación bajo amenaza, deambuló a la deriva un tiempo, hasta que un buque de la Armada norteamericana intervino. Por eso el juicio se llevó a cabo en suelo estadounidense, plasmando de cara a todo el mundo el terrible pecado de los españoles en Cuba, décadas antes de desatarse la guerra por el control tácito de la Isla, y que desembocó en su independencia en 1898.
Sea como fuere el testimonio traducido de uno de los esclavos en el juicio indicó que los motivos que desataron la rebelión a bordo fue la orden del patrón de reducir a la mitad las raciones diarias, así com las burlas y chanzas del tal Celestino. Lo relevante de la investigación es como deja al descubierto la capacidad de amasar una gran cantidad de dinero en unos pocos años, que no son fáciles de explicar con los viajes de comercio de productos ordinarios. Por tanto, destaca al capitán Ferrer como un ávido navegante esclavista, que en muy poco tiempo hizo fortuna y se hizo un hueco en la pujante sociedad de La Habana, hasta que halló la muerte a manos de su propia 'carga', una muerte que precedió y sirvió de argumento para que, meses después, el papa Gregorio XVI se postulara por primera vez en público a favor de la abolición completa.
Tras50 largos días sin noticias del paradero de la goleta llegó el momento de hacer oficial su pérdida. La mala noticia se publicó en los diarios y a ello le sucedieron el estupor y la solidaridad. Se produjeron múltiples donaciones públicas y privadas, todas ellas desinteresadas en favor de las víctimas, e incluso se organizaron funciones benéficas en distintos teatros de la capital balear para recaudar fondos para ayudar a las familias de los desaparecidos, que en la mayoría de los casos habían perdido de forma sorpresiva a la única persona que ingresaba una cantidad de dinero de forma periódica en el hogar.
A quien le haya interesado esta historia, aquí va una más que oportuna recomendación literaria. El escritor mallorquín Miquel Àngel Llauger plasmó en su día la historia de su bisabuelo real en L’anell del capità Llull (Lleonard Muntaner). Una historia de un naufragio real con retales de cómo se transmiten las hechos importantes y definitorios a través de las generaciones en las familias. Cómo el recuerdo de un antepasado hombre de mar puede encarnar la piel del protagonista de una pequeña fábula familiar.
Esta fábula cuenta que el capità Llull tuvo un pensamiento clarividente y por algún motivo que se nos escapa creyó que ese podía ser su último viaje, del que jamás regresara. Por eso mandó poco antes de zarpar a un grumete o al·lot de barca a hacer un encargo: debía llevarle sin falta un paquete a su esposa en el que escondió algo muy preciado. Eso fue lo que lo mantuvo a salvo, a él y a la tremenda casualidad que conocemos hoy, más de un siglo después.
El libro también recoge la historia de las navegaciones del capità Llull a través de la información de los cuadernos con que trabajó y otros documentos históricos. Han llegado a nuestros días guardados en una caja de recuerdos en la que Llauger encontró un poema ajado y amarillento que glosa la tragedia de la 'Trinidad' y recortes de prensa de la época que dan cuenta de que toda una colectividad como Mallorca actúa al unísono frente a la pérdida. Con estos elementos y sus recuerdos construyó su relato.
A través de distintas publicaciones en Facebook, el Museu Marítim de Mallorca explica que la caixa de mariners era un tipo de mueble usado por los marineros para transportar su equipaje durante los viajes por ultramar. Solían ser de pequeñas dimensiones, fáciles de transportar y en su interior se guardaban los efectos personales más preciados.
El museo cita a E. Roig en La marina del vuit-cents cuando apuntaba que «los tripulantes llevaban varias mudas de ropa interior, gec, calces, faixa, gorra i espardenyes, todo muy nuevo. Además, ropa de cama, sábanas, mantas de lana y almohadas», de modo que estas cajas actuaban como contenedores de su intimidad con los efectos más indispensables, para optimizar y aprovechar las condiciones espaciales de las naves.
Se cree que estos tipos de muebles se realizaban en talleres especializados, cercanos a los puertos, y que los propios marineros pasaban los ratos muertos en cubierta decorándolos en conjunto, o a veces los utilizaban como asiento para comer encima de ellos. A partir del s. XVII se identifican este tipo de cajas policromadas con representaciones pictóricas representando temas muy variados: desde temas mitológicos o bíblicos hasta escenas más cotidianas.
En el caso que nos ocupa se representa el mito bíblico de Judith, una escena recurrente en muchos cofres de este tipo. Algunas interpretaciones dicen que la escena quería recordar «el poder de la mujer sobre el hombre y el castigo que le esperaba a este en el caso de contravenirla». Algunos han apuntado que la escena podía ser una advertencia visual por parte de las mujeres de los marineros hacia sus maridos en caso de que estos les fueran infieles durante su travesía. En este caso, se trabaja con la idea de que posiblemente las mismas mujeres de los marineros realizaran el encargo expreso de la caja y la pintura al artesano.
Finalmente, el museo marítimo mallorquín habla de S. Anguera, por tener una de las colecciones más importantes de Caixes de mariners de toda Mallorca. Este exhaustivo trabajo de divulgación se enmarca en el proyecto Diàlegs amb la mar, y ha sido desarrollado por la investigadora Ariana Domínguez, quien da más detalles del objeto del mes en este vídeo.