La creación de la Real Junta del Almirantazgo (1624-1628) *

FRANCISCO JAVIER DÍAZ GONZÁLEZ 

 

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La Junta del Almirantazgo fue una institución creada por Felipe IV con la misión de combatir el contrabando holandés en la Península Ibérica. Su origen se encuentra en el Almirantazgo de Sevilla de 1624, una asociación de comerciantes flamencos y alemanes residentes en dicha ciudad, cuya misión era terminar con el poderío comercial holandés. Para ello disponía de una flota de 24 navíos, encargados de escoltar a los navíos mercantes del Almirantazgo y de una serie de agentes situados en los puertos de Andalucía encargados de apresar barcos, mercancías o comerciantes de Holanda o cómplices de éstos. La falta de flota hizo que el Almirantazgo de Sevilla entrase en decadencia y que la Junta del Almirantazgo, tribunal de apelación, asumiera las funciones del Almirantazgo de Sevilla a partir de 1628. La Junta del Almirantazgo desarrolló sus competencias en toda la Península Ibérica gracias a los Veedores del Comercio y del Contrabando, situados en los principales puertos y encargados de vigilar los navíos y comerciantes extranjeros.

En 1625 se creó la Real Junta del Alnnirantazgo, órgano encargado de combatir el contrabando holandés en la Península. Hija de la política de Olivares, la Junta desennpeñó sus funciones con suma eficacia y brillantez antes de ser disuelta al poco tiempo de caer el valido, en la primavera de 1643. El presente trabajo estudia los orígenes y la creación de la Junta hasta su trascendental modificación por la Real Cédula de 16 de mayo del 1628.

1. EL ALMIRANTAZGO DE SEVILLA A.

La «nación» flamenca de Sevilla durante la Tregua de los Doce Años Durante marzo y abril de 1624, Felipe IV y el conde duque de Olivares realizaron una visita por Andalucía.

En Sevilla recibieron el homenaje de las principales corporaciones mercantiles de la ciudad, y entre ellas la de la «nación» flamenca, que fue recibida en audiencia el 9 de marzo. La representación flamenca, encabezada por sus dos cónsules, expuso al monarca sus quejas por la crítica situación que atravesaba, pues el bloqueo comercial impuesto a los holandeses al término de la Tregua de Amberes (9-4-1609) había supuesto para ellos un duro golpe económico y, además, se veían sujetos a infinitos acosos y vejaciones por parte de los oficiales reales encargados de perseguir el embargo \ Junto a las quejas, también expusieron al monarca cuál sería la solución adecuada para acabar con esa terrible situación y ese remedio, a decir de Domínguez Ortíz, sería el Almirantazgo de Sevilla.

Después de la firma de la Tregua de Amberes, aunque se había abierto el comercio de la Península a los holandeses por un plazo de doce

' ELLIOTT, J.H., El Conde-Duque de Olivares. El político en una época de decadencia, 6.° ed., Barcelona, 1991, pág.. 168. ^

DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., «El Almirantazgo de los Países Septentrionales y la política económica de Felipe IV», Hispania, 8 (1947), pág. 274.