Frontex retuerce el derecho humanitario para zafarse de un caso judicial y alega que cruzar el mar en busca de asilo es ilegal

PÚBLICO

A mediados de 2024, un solicitante de asilo sudanés denunció a la agencia por dejar en manos de Libia el rescate de los migrantes que atraviesan el Mediterráneo en busca de refugio. Según ha sabido 'Público', para esquivar esta acusación Frontex ha argumentado que este acto es ilegal. El derecho internacional humanitario lo contradice.

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Logo de Frontex.  NICOLAS MAETERLINCK / Belga Press/ Europa Press
 

Madrid

01/11/2024 21:14

Emilia G. Morales

En 2023, unas 117,3 millones de personas se vieron obligadas a salir de sus hogares por la persecución política, racial o sexual, o para escapar de un conflicto bélico. Así lo recogió el informe anual de ACNUR para el pasado año. Esta última razón fue la que llevó a X.Y. –cuya identidad se oculta para protegerlo– a salir de Sudán en 2019, cuando las tensiones políticas y sociales ya anunciaban la guerra civil que se desataría cuatro años más tarde.

Dado que las vidas de los sudaneses estaban y están en peligro, tienen derecho a solicitar asilo en países más seguros. Así lo establecieron las convenciones de Ginebra de 1948 y la de Refugiados de 1951, impulsadas tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Ambas han servido de base para el desarrollo de legislaciones posteriores, incluidas las que rigen la Unión Europea (UE) en materia migratoria.

Ambas convenciones son ahora negadas por la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas de los 27 (Frontex) en un escrito en el que trata de esquivar una posible investigación judicial por parte del Tribunal de Justicia de la UE. El documento, al que ha tenido acceso Público en exclusiva, es la respuesta de Frontex a la denuncia que presentó X.Y junto a las organizaciones Front-LEX y Refugees in Libya ante la corte europea a mediados de 2024 y de la cuál informó este periódico.

 
Frontex afirma que cruzar el Mediterráneo es "ilegal", aunque el demandante es un potencial refugiado

Con ella, X.Y. busca poder salir de forma segura de Libia, penúltima parada en su largo y extenuante viaje migratorio huyendo de la guerra. Pero para ello, pide que Frontex deje de compartir sistemáticamente la ubicación de los barcos de migrantes con Libia, cuyos guardacostas cuentan con el apoyo de milicias armadas. Y, en el caso de tener que hacerlo, que lo haga con los Estados europeos siempre que sea posible.

Libia es un país conocido por su maltrato a las personas migrantes. A finales de septiembre Público se hizo eco de unas imágenes en las que se veía a los guardacostas libios disparando contra un barco de migrantes en sus aguas. Otro vídeo publicado anteriormente mostraba cómo golpeaban a los migrantes "rescatados" al subirlos a su embarcación. A pesar de las muchas evidencias recabadas, Frontex lleva años delegando en las autoridades libias el rescate de migrantes. Según reveló la investigación de Lighthouse Report, entre 2020 y 2023, la agencia compartió con Libia alrededor de 2.200 veces las coordenadas de barcos en situación de emergencia.

Mientras esto siga siendo así, X.Y. corre el enorme riesgo de que, en su huida hacia Europa, sea detenido por los guardacostas del país africano. Sabe que, tras eso, la vuelta a Libia no será mucho mejor. Los testimonios de los migrantes supervivientes narran encarcelamientos, palizas, persecuciones, violaciones, tráfico de personas y asesinatos. Por todo ello, X.Y. ha decidido plantar cara a Frontex y tratar de detener esta práctica.

Pero la agencia europea de fronteras, la que más ha visto crecer su presupuesto desde su creación hace una década –un total de 2.000 millones de euros entre 2019 y 2023–, no piensa cejar en el mandato que le ha encomendado la Unión Europea. La estrategia es la misma que la de sus Estados Miembros: externalizar el control de sus fronteras a terceros países.

Para ello, argumenta que la solicitud del X.Y. no es urgente y niega que embarcarse de forma irregular hacia Europa conlleve riesgo alguno, a pesar de los muchos informes que dan fe de los abusos cometidos por la guardia costera libia. Afirma, en cambio, que el intento de X.Y. de migrar supone "violar las disposiciones del Código de fronteras Schengen" y un "acto ilegal".

La agencia ignora aquí dos puntos fundamentales. En primer lugar, que para un potencial solicitante de asilo, cruzar la frontera de forma irregular, no es ningún delito.  "Te adelanto que la Convención de Ginebra establece una exención de responsabilidad para las personas solicitantes de protección internacional", recuerda la abogada experta en derechos humanos y migraciones, Patricia Fernández Vicens. "No se les puede criminalizar por cruzar fronteras ilegalmente".

En segundo lugar, Frontex obvia que llegar irregularmente a Europa es la única opción ante la falta de rutas seguras para entrar regularmente. "La única vía segura que existe es venir con algún visado expedido en los consulados y en las embajadas en los que exista este procedimiento, lo cuál en la práctica es imposible con gente que viene de países africanos o de ciertas partes de Asia", explica a Público Cristina Fuentes, coordinadora de investigaciones de la Fundación porCausa. Correr el riesgo de cruzar a escondidas las fronteras terrestres o marítimas y es la única vía que le queda a muchos migrantes y potenciales refugiados para entrar en el continente.

Varado en un país que no respeta los derechos humanos

Imaginemos que Ana Frank, la niña judía que se escondió en un refugio en Amsterdam junto a su familia durante dos años huyendo de los nazis, solicitara urgentemente asilo. Imaginemos que, para rechazarlo, el país de turno argumenta que, dado que ha estado varios años viviendo en la ciudad holandesa, su situación no debe ser tan peligrosa. Con este símil, una de las fuentes consultadas por Público critica otro de los argumentos presentados por Frontex para convencer al TJUE de inadmitir a trámite la denuncia presentada por el sudanés.

La agencia europea esgrime en su defensa que el demandante lleva desde 2019 viviendo en Libia, y que, por tanto, la urgencia por salir del país no debe ser tan acuciante, como tampoco el "continuo riesgo de convertirse en una víctima de crímenes contra la humanidad". Según las fuentes consultadas esto se debe, entre otras cosas, al prejuicio existente sobre cómo llevan a cabo los migrantes su travesía: llegar a un país y tratar de saltar a otro al día siguiente. Pero en Libia y en otros muchos países no es así, confirma David Yambio, cofundador de Refugees in Libya. A veces, los migrantes esperan años en el país a encontrar la oportunidad para salir de él.

Yambio: "Frontex no puede salvar vidas porque no se preocupa por ellas"

Esto se debe a que el país no cuenta con infraestructuras efectivas para proteger a quienes solicitan asilo. Dicho de otra forma, ser potencial refugiado no significa mucho en el país africano. Tratar de salir del país supone, para la persona que migra, adentrarse en un laberinto en el que, en demasiadas ocasiones, encuentra la muerte. De todo ello ha recogido pruebas el fiscal de la Corte Penal de Justicia (CPJ), Karim Khan, quién, según adelantó el medio italiano Avvenire, iniciará el próximo año un procedimiento judicial contra las autoridades libias por estos abusos. La investigación también señala la responsabilidad de algunas autoridades europeas en los hechos.

Migrantes con agencia

La deshumanización de aquellos que migran no se evidencia sólo en el maltrato o abandono de aquellos que tratan de llegar a Europa. A veces toma un carácter naif y paternalista. X.Y. es el primer migrante que ha desafiado a Frontex. La incomprensión de la agencia sobre este hecho sin antecedentes es manifiesta cuando afirma en su escrito que "el demandante está siendo instrumentalizado por Front-LEX y Refugees in Libya".

Preguntado por esto, David Yambio, declara que esta afirmación "no hace sino añadir insultos a la injuria". Y subraya: "Ahora Frontex no sólo detecta a nuestros hermanos y hermanas en el mar y los entrega ilegalmente a la milicia libia, sino que también cuestiona que sus víctimas o víctimas potenciales posean la capacidad moral e intelectual para oponerse a su brutal cooperación con la milicia libia por voluntad propia". Siendo así, asegura que "Frontex no puede salvar vidas", porque "no se preocupa por las vidas de los refugiados y migrantes en sus regiones externalizadas como Libia".