El tesoro de lingotes de oro sumergido en la bahía de Tokio

 

 

 

Tesoro japonés encontrado en la bahía – 1946


por Pascal Kainic


Oficiales de los Estados Unidos recuperaron hoy, gracias a un chivatazo de una geisha, lingotes de metales preciosos cuyo valor se estima en 2.000.000.000 de dólares (o 500.000.000 de libras esterlinas) del fondo de la bahía de Tokio.

La informante dijo que, según oficiales del ejército japonés, el dinero se utilizaría "en la construcción de un gran Japón después de que las cosas se calmaran".

Los lingotes fueron localizados por el teniente EV North, un oficial del gobierno militar, oriundo de Stamford, Connecticut.

Agregó que la investigación demostró que la historia de la niña provenía de un club social, integrado por pequeños comerciantes y empresarios japoneses de edad avanzada.

"Finalmente", dijo North, "un miembro del grupo social me dijo que, como los militares habían sido la ruina de Japón, no les pedimos que se hicieran con el enorme suministro de metales preciosos. Dijo que confiaba en los estadounidenses y que les diría el paradero del trabajador que había trabajado arrojando los lingotes a la bahía".

 

¡LINGOTE DE 75 LIBRAS!

El teniente North finalmente trajo el primer lingote, que pesaba 34 kilos y que el Banco de Japón identificó provisionalmente como platino.

"Me desnudé y me sumergí unos dos metros en el agua, y allí, en unos tres o cuatro pies de barro, pude sentir dos áreas, cada una de unos seis metros cuadrados, que parecían estar pavimentadas con estos bloques", dijo Nielsen.

Un portavoz del grupo social dijo a Nielsen que el trabajador había acudido al grupo por temor a su vida.

Lo habían escondido, pero al recibir garantías de North de que estaría protegido, el trabajador fue presentado y contó su historia.

A finales de julio de 1945, en compañía de otros trabajadores, recibió la orden de reunirse con un grupo de oficiales cerca de una escuela marítima japonesa. "Nos dijeron que debíamos ayudar a descargar unos camiones", dijo.

"Estos camiones fueron llevados a los muelles, donde se les quitaron las cubiertas. Nos informaron que los camiones estaban cargados con lingotes de acero que debían ser desechados".

 

VIDA AMENAZADA

"Mientras levantábamos los pesados lingotes y los arrojábamos al agua, uno de mis compañeros rayó la pintura pesada con la que estaban cubiertas las barras y descubrió que era oro.

Comenzó a contárselo a algunos de los otros y uno de los oficiales lo escuchó.

Los oficiales nos dijeron que perderíamos la vida si alguna vez mencionábamos lo que habíamos estado haciendo.