«Nunca nos rendiremos hasta saber la verdad sobre el “Villa de Pitanxo”»
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- Category: Accidentes
- Published on Thursday, 09 February 2023 05:18
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CANARIAS 7
En el primer aniversario de la tragedia en la que perdieron la vida 21 tripulantes, con el hundimiento en Terranova del pesquero, la hermana del único canario fallecido, asegura que se mantendrá la lucha por saber qué fue lo que realmente pasó
Arrecife
Jueves, 9 febrero 2023, 00:53
«No vamos a parar de luchar hasta que se sepa qué es lo que sucedió con el 'Villa de Pitanxo', hasta que se baje al pecio y se investigue qué fue lo que realmente pasó en esta tragedia». Con esta contundencia se pronuncia Mónica, hermana de Francisco Manuel Navarro, el biólogo marino -natural de Las Palmas de Gran Canaria, vecino del barrio de Lomo Apolinario- que pereció junto a otros veinte ocupantes del pesquero hundido frente a las costas de Terranova el pasado año. Francisco, de 33 años iba en el pesquero en calidad de observador subcontratado por el Instituto Español de Oceanografía en Vigo para hacer un control pesquero y las capturas del buque.
Cuando apenas faltan unos días para que se cumpla el primer aniversario del trágico naufragio, el próximo 15 de febrero, la hermana de Francisco, atiende a CANARIAS7, todavía con lágrimas en los ojos, pero con la convicción de que «ninguna de las familias de los 21 fallecidos va a dejar de luchar para exigir al Gobierno de España que se comprometa a facilitar los medios para bajar hasta el pecio», y averiguar algunas de las incógnitas que aclaren «qué es lo que realmente sucedió en la mayor tragedia de la navegación del último siglo», explica Mónica, quien equipara a las familias de las víctimas de este naufragio con las de los fallecidos en el tren Alvia, en Santiago de Compostela, en 2013, o con las de otras catástrofes como la del vuelo de Spanair. «Donde quizás nada hubiera ocurrido si no hubiera sido por un cúmulo de negligencias».
Familiares de las víctimas en Roma, durante su visita al papa. / C7
«A lo largo de este año de lucha -señala- nos hemos movido mucho, pero hemos logrado poco. Han sido muchas promesas, pero pocos los hechos. No hemos visto un compromiso serio, ni por parte del Gobierno de Madrid, ni de ninguna de las autoridades con las que nos hemos reunido», explica con cierto tono de derrota, pero convencida de que se han dado pasos, que habrá que concretar con hechos, «como nuestra petición de que un robot descienda hasta el lugar en el que se encuentra el pecio del barco -a unos 800 metros- y haga un estudio con imágenes de lo que sucedió, para responder a preguntas como; qué pasó con las redes de pesca, si realmente se soltaron, y otras respuestas que solo se sabrán descendiendo al fondo del Atlántico Norte donde descansa el barco».
Aunque ve positivo el anuncio de sacar a concurso la contratación de una empresa que llegue hasta el pecio del buque, sin embargo, señala que hasta que no lo vean, no lo creerán.
Las familias con el embajador de Canadá en Madrid. / C7
Durante todo este tiempo -explica la hermana del único canario fallecido en esta tragedia- tanto ella como su padre, en una «unión indestructible» con las familias de los otros 20 fallecidos, «no hemos parado de viajar, de reunirnos con autoridades y buscar ayuda, allí donde pudieran escucharnos», explica. «Mantenemos estrecho contacto con los familiares de todos los fallecidos, hemos viajado al menos cuatro veces a Galicia, hemos acudido a protestas y manifestaciones en Madrid, frente al Congreso de los diputados -al menos en dos ocasiones- hemos viajado a Bruselas, al Parlamento Europeo, para pedir siempre lo mismo, que un robot baje al pecio. Hemos ido a ver al papa Francisco, nos hemos reunido con autoridades de todas las instancias, con la ministra de Transportes, Raquel Sánchez Jiménez, y con el presidente del Gobierno canario, Ángel Víctor Torres. Estuvimos en el Parlamento de Canarias, cuando se votó la Proposición no de Ley para instar al Gobierno español para que se accediera a nuestra petición sobre el robot, y, con todo, no hemos logrado nuestro propósito», añade.
Pero pese a todo y a la desmotivación y la decepción que supone no haber logrado su objetivo, Mónica explica que van a seguir luchando, que hay motivos para confiar, pues ha habido varias empresas que se han ofrecido a prestar la tecnología necesaria para acceder al buque hundido y está convencida de que, tarde o temprano, se conseguirá.
El motivo fundamental de este empeño, señala, es evitar que vuelva a repetirse una tragedia similar, para que la gente sepa qué errores se cometieron: «No hubo simulacro de naufragio antes de zarpar, no se cumplieron los protocolos de seguridad, varios miembros de la tripulación tenían covid y se incumplieron numerosos requisitos que finalmente desencadenaron el desastre», explica.
De este modo, añade que el único motivo de llegar a la verdad es que nunca más se vuelvan a repetir estos errores. Que la gente sepa que los trabajadores del mar deben estar seguros, que ya de por sí es bastante dura la vida de estas personas, como para que encima no se cumplan las normas mínimas de seguridad», añade, «y de este modo, la gente estará más concienciada con que detrás del pescado que tienen en el plato está el durísimo trabajo de muchas personas»
Independientemente de la investigación judicial que lleva a cabo el juez Ismael Moreno en la Audiencia Nacional, las familias dicen que seguirán con su propia vía de investigación hasta donde haga falta y añaden que no descansarán hasta averiguar todo lo que ocurrió.
Francisco Manuel, a bordo del 'Villa de Pitanxo' / CANARIAS7
«Como buen canario, Francisco amaba el mar»
Francisco siempre se hacía amigo de los pescadores africanos. / C7
Mónica Navarro no puede evitar en el aniversario del naufragio del Villa de Pitanxo dedicar unas palabras en recuerdo de cómo era su hermano. De este modo, explica que, como buen canario, amaba el mar y desde muy joven le encantaba ir a pescar. Francisco, estudió Biología Marina en La Laguna y trabajaba para el Instituto Español de Oceanografía desde hacía cinco años. Explica que tuvo su primer contacto con el trabajo en el mar en Cabo verde, en una expedición sobre las tortugas bobas, «y se emocionó tanto que ahí es cuando supo cuál era su profesión». Le encantaba el continente africano, su gente y sus costumbres y cada vez que se embarcaba, regalaba todo lo que tenía al resto de marineros, volvía con su maleta vacía, solo se quedaba con su portátil. Mónica tiene también palabras de agradecimiento hacia el Colegio de Biólogos de Las Palmas de Gran Canaria, que le rindieron homenaje con una placa en su honor, «con ella querían concienciar de la importancia de los biólogos en los buques pesqueros, una profesión no muy visible, porque son los que garantizan la continuidad de las especies».