«Fui el funcionario que se buscó para echarle la culpa, pero me sacrifiqué por España», remarcó José Luis López-Sors González (Ferrol, 1941) en su última entrevista con FARO, concedida hace casi dos años con motivo del 20 aniversario del Prestige. Tuvo que pasar una década para que el entonces director general de la Marina Mercante, responsable de alejar el buque de la costa gallega y único cargo público incriminado por un delito contra el medio ambiente tras la catástrofe, quedase finalmente absuelto y con él el Estado español, libre de toda responsabilidad civil o penal por el accidente del carguero en sus dominios. Una historia que plasma en Lo que nunca te han contado sobre el Prestige, obra ya publicada y que presentará en Vigo a finales de noviembre. Pero más allá de todo lo que se hizo y se pudo hacer a mayores para minimizar el siniestro, ¿qué se puede hacer todavía para evitar un naufragio de la misma envergadura?

Situada frente a la gran autopista marítima del Atlántico, la comunidad es testigo del sinfín de travesías que los gigantescos petroleros que transportan fueloil desde el país de Vladimir Putin realizan «bordeando Galicia». Según expone López-Sors, «estar encima de ellos es fundamental» ya que las sanciones de Europa al Kremlin por la guerra en Ucrania y la congelación del suministro de crudo han traído consigo que una de las prioridades de los rusos sea «sacar el petróleo a buen precio, por encima de todo, con barcos cada vez más baratos y peores».

El «Minerva Nounou» durante su parada 2023. / Marta G. Brea

El exdirector de la Marina Mercante explica que en estos momentos es preciso, entre otras acciones, crear un think tank en el seno de la universidad gallega, concretamente en la Universidade da Coruña (UDC), «que analice los siniestros acaecidos en aguas de Galicia en los últimos 50 años y cómo se resolvieron, y que también apoye la búsqueda de alternativas para defender mejor los bienes conexos afectados en las poblaciones del litoral». «Debemos conseguir más información sobre los buques que van a navegar por nuestras costas, así como sus cargas y destinos», apunta, incidiendo en que esta debería ser otra de las ocupaciones del organismo. También considera crucial que las embajadas cuenten con personal específico (marinos o ingenieros navales) para mantener informada a la Dirección General de la Marina Mercante sobre el fletamento de buques que navegarán por aguas gallegas, de modo que la DGMM «tendrá tiempo para analizar las cargas y el estado de los buques y tomar las medidas adecuadas». Y pide que se cree un consejo asesor de la DGMM con anteriores directores que tengan experiencia en siniestros, como ocurre en Reino Unido con la figura del SOSRep.

López-Sors presentará su libro el próximo 27 de noviembre en la Autoridad Portuaria de Vigo junto a Rafael Lobeto, también exdirector de la Marina Mercante y actual secretario general de la Fundación Cousteau «Unión de los Océanos». Además de las anteriores medidas, ambos abogan por la creación de «un Gardacostas con rango nacional y europeo», con el objetivo de contar con más efectivos y medios para abordar estos sucesos, si bien López-Sors admite que ya se han dado pasos para mejorar la protección de la costa gallega, como la construcción de los remolcadores Don Inda y Clara Campoamor o la ampliación de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) a 200 millas de acuerdo con Francia. Aun así, el Prestige es solo un ejemplo —el peor para Galicia, eso sí— de la enorme lista de cargueros con petróleo ruso que pasan cerca de la costa gallega en pésimas condiciones o intentan hacerlo. Barcos como el Geroi Sevastopolya, cargado con 50.000 toneladas de fuel pesado con destino a Singapur y que en 2003 fue seguido con lupa por las autoridades por su preocupante estado; o el  Minerva Nounou, en su caso vacío cuando el pasado año hizo una parada de emergencia en Vigo por una avería en sus hélices.

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